Una colección de materiales extraterrestres
Alberto González Fairén |
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El
pasado mes de diciembre regresaron a la Tierra
dos robots enviados para recoger muestras de
la Luna y de un asteroide, y este mes comienza
la aventura de traer rocas desde Marte. |
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a mejor
manera de conocer nuestro vecindario cósmico es tener la oportunidad
de estudiar materiales de otros mundos directamente. Más allá
de los datos que nos proporcionan nuestros telescopios u orbitadores
en torno a otros cuerpos celestes, el estudio directo de materiales
extraterrestres permite un conocimiento más profundo del Sistema
Solar. Como aún no disponemos de la tecnología para
llevar astronautas científicos hasta otros mundos allende la
Luna, recurrimos a la estrategia de traer pedacitos a la Tierra.
Hace dos meses, la cápsula Hayabusa2, de la Agencia Espacial
Japonesa (JAXA), cumplió su misión de traer materiales
del asteroide 162173 Ryugu. También en diciembre, la sonda
china Chang’e 5 trajo la Tierra muestras de la Luna por primera
vez desde el final de los programas Apolo (EE.UU.) y Luna (U.R.S.S.)
en los años 70. Y el 18 de febrero de este año, el rover
Perseverance llega a la superficie de Marte como primera fase de una
compleja arquitectura que prevé traer muestras de Marte a la
Tierra por primera vez.
En orden cronológico, JAXA ha sido la primera en traer su carga
espacial estos meses. El 5 de diciembre de 2020, la cápsula
con las muestras de Ryugu culminó con éxito su aterrizaje
controlado en el desierto de Australia. La cápsula llegó
intacta y con su sellado perfectamente mantenido. Hayabusa2 había
sido lanzada en 2014, llegó a Ryugu en 2018 y pasó un
año y medio observando el astroide y tomando las muestras (Figura
1). Una vez recuperado el cargamento en Australia, se llevó
a Japón, donde está siendo estudiado desde el día
14 de diciembre. |
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El material traído por Hayabusa2, que se estima
en unos 5,4 gramos, incluye algunas rocas recogidas directamente de
la superficie de Ryugu, así como muestras de su interior: la
sonda disparó una bala de tántalo al asteroide, y recogió
parte del material eyectado. También es posible que el contenedor
incluya algunos gases provenientes directamente de Ryugu, un extremo
que aún está en estudio. Al ser los asteroides materiales
primordiales del Sistema Solar, que por su reducido volumen no han
sufrido apenas transformaciones químicas importantes desde
su formación, su estudio ayuda a entender los primeros tiempos
de la historia de nuestro sistema planetario.
La segunda misión de estos últimos meses que ha traído
materiales extraterrestres es de manufactura CNSA (Agencia Espacial
China). El 17 de diciembre de 2020, la sonda lunar Chang’e 5
aterrizó en Mongolia, y los equipos de recuperación
aseguraron de inmediato la cápsula con las muestras. La misión
de Chang’e 5 duró 23 días, desde que la sonda
se lanzó el 23 de noviembre. Un viaje de 8 días situó
a la sonda en la superficie lunar, donde comenzó su misión
(Figura 2). El 6 de diciembre, un vehículo de ascenso con las
muestras despegó de la Luna, se acopló a un orbitador,
y la misión emprendió rumbo a casa el 13 de diciembre.
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Figura
2: Vista de la superficie
lunar desde Chang’e 2.
(CNSA)
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Su objetivo era recoger muestras de la superficie y
la subsuperficie hasta completar unos 1,8 kilogramos. La zona de aterrizaje
de Chang’e es totalmente distinta a las de las misiones Apolo:
mientras que NASA trajo muestras de áreas de la Luna muy antiguas,
con una edad estimada entre 3.000 y 4.000 millones de años,
CNSA ha seleccionado una zona formada mucho más recientemente,
hace solo unos 1.200 millones de años. Esta diversidad de materiales
permitirá conocer mejor la evolución de la Luna, así
como probar nuevas técnicas para estimar la edad de los diferentes
cuerpos del Sistema Solar.
Y la tercera expedición con objetivo de traer materiales extraterrestres
comienza en febrero del corriente año. El día 18 de
ese mes aterriza en Marte el rover de NASA Perseverance, con la misión
de estudiar los sedimentos dejados por un antiguo lago en el cráter
Jezero. Además de portar un complejísimo equipamiento
para realizar análisis in situ del entorno, el rover también
tiene la misión de seleccionar un conjunto de muestras que
serán traídas a la Tierra por una misión posterior.
Perseverance tiene un pequeño almacén en su interior
con 43 tubos vacíos, listos para ser rellenados con muestras
marcianas (Figura 3). A lo largo de su trayecto, el rover irá
recogiendo muestras de diferentes materiales del suelo y las rocas
de Marte, las introducirá en los tubos y sellará éstos
herméticamente. Posteriormente, los guardará en su almacén
interior, a la espera de que el equipo científico de la misión
decida qué proceso es más sencillo: que Perseverance
los deje en el suelo marciano para que el futuro rover los recoja,
o hacer una transferencia directa entre rovers. Las muestras deberán
llegar a la Tierra en algún momento aún sin especificar,
posiblemente a partir de 2031.
Estas tres muestras de Ryugu, la Luna y Marte se unirán a las
que ya tenemos en la Tierra, procedentes de misiones anteriores a
la Luna (de NASA y la Unión Soviética entre 1969 y 1976),
el cometa Wild 2 (de la sonda Stardust de NASA, aterrizada en 2006),
el asteroide Itokawa (de la sonda Hayabusa de JAXA, aterrizada en
2010), y partículas del viento solar (de la sonda Genesis de
NASA, aunque el material está comprometido porque la sonda
se estrelló a su regreso a la Tierra en 2004). Asimismo, el
24 de septiembre de 2023 llegarán a la Tierra las muestras
del astroide Bennu recogidas por la sonda de NASA Osiris-REX. Poco
a poco estamos completando una interesante colección de materiales
extraterrestres. |
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Figura
3: Prototipo del sistema
de almacenamiento
de muestras de Perseverance. (NASA/JPL-Caltech)
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Madrid, España, 06 de Enero de 2021. |
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